Esta historia comenzó en Castelar, más precisamente en el colegio Pompeya, adonde Juan Puntas concurría desde 5to grado. Todo iba normal hasta que llegó al colegio Mailén Guaje. Fue amor a primera vista y enseguida se pusieron de novios. Pasó mucho tiempo (o sea, por lo menos dos o tres recreos) y Juan decidió contarle a su amada un gran secreto familiar (no podía tener secretos con ella): Juan venía de una familia de superhéroes y tenía un poder asombroso; en lugar de ombligo tenía un sacapuntas por lo que podía sacar punta a todo y en cualquier horario.
–¡Si eres superhéroe téndrás superenemigos! –sollozó ella.
–Eso es lo bueno: dicen las adivinas que mi primer enemigo llegará recién cuando conozca a una superchica que tenga el poder de hablar con los animales. Y hasta ahora, no conozco a nadie así. Sigue leyendo